Hasta hace poco, Alice Guy no era nada. Ella y su producción estaban sometidas al agujero negro de la inexistencia. No tenía voz, ni texto, ni obra. No era ni un recuerdo. No pudimos expulsarla siquiera del único lugar del que no hay exilio posible, la memoria. Juan Laborda Barceló Apago la luz de la lámpara de lectura y acomodo la silla frente a la pantalla de ordenador. Es de tamaño considerable, por lo que…