Leer muchas veces significa trasladarte mentalmente a un mundo donde vives la historia. Donde hueles el humo del porro del que está en el banco de al lado en la plaza, junto a los soportales. Donde sientes cómo la pobreza —no material, por supuesto— penetra en tus entrañas. Te sientas en la última fila y ves la poca vida que queda traspasar la puerta del aula. Pero Valme ya no está. No acudirá más a…